Zanja de la calle de Dorticós, historia de su origen y construcción

Aunque la conozcamos por el nombre de «La Zanja de la calle de Dorticós» en Cienfuegos, este conducto para el desague de las aguas de lluvia y de las llamadas «aguas negras», no es exclusivo de esa calle, puesto que comienza un poco más allá, tan distante de allí como en la calle de Sta Cruz (58) y la de Concordia (53).

En la zanja paraban todo tipo de aguas y al estar a «cielo abierto» ocasionaba un serio problema de salubridad en la zona. No solo los mosquitos, también los olores desagradables.

Por eso es que las obras, que fueron ejecutadas en la segunda mitad del año 1956, respondían al reclamo popular de largos años.

En el plano confeccionado para las obras, se distingue que corre por la calle de Gloria hasta enlazar con la de Dorticós, donde avanza por el lado sur de esa calle hasta llegar al Paseo del Prado haciendo allí un giro en diagonal a esa arteria para atravesar la manzana de Prado-La Mar-Gacel-Dorticós y desembocar al mar, justo en la intersección de las calles de La Mar y de Gacel.

Construcción para el mejoramiento de la zanja de la calle de Dorticós

Los trabajos de construcción del drenaje de la calle de Dorticós se ejecutaron en el segundo semestre de 1956 por la compañía constructora «Ingeniería Portalco». Las labores consistieron en la limpieza de todo el conducto y la construcción de su piso, paredes y techo, asfaltándose luego toda la vía.

Se construyó con suficiente capacidad para permitir el paso de grandes volúmenes de agua, uniéndose a los escasos metros ya soterrados desde antes en su cruce con el Paseo del Prado, continuándose en la manzana que, frente a la Planta Eléctrica, tenía en ella un depósito metálico de combustible, llevándola en diagonal hasta la intersección de las calles de La Mar y de Gacel donde desemboca a la bahía.

Cuando usted camine por la calle de Dorticós, en el tramo desde el Paseo del Prado hasta la calle de Gloria, verá en el asfalto, en la banda sur de la vía, unas tapas cuadradas de hierro colado que pertenecen al drenaje allí construído. Eso por suerte, es lo único visible de «La Zanja de la Calle de Dorticós».