playa Rancho Luna

Una historia muy interesante: playa Rancho Luna

La historia de la actual playa Rancho Luna comienza cuando ya entrado el siglo XX, según cuenta la tradición, en tierras de la finca «Las Coloradas» próxima a la misma entrada de la bahía de Cienfuegos, un hombre llamado Marcel Luna construyó una choza de guano próximo a una playa de las cercanías.

Se dice que los vecinos de la zona comenzaron a visitar el lugar con el interés de, además de visitar a Marcel, disfrutar de baños en la playa. Fue así que el nombre del lugar se popularizó en los alrededores como «Rancho de Luna» que con los años se abrevió quedando como playa Rancho Luna.

Las familias de la zona gustaban reunirse allí para disfrutar de las bondades de la naturaleza durante los fines de semana.

Ya en los años 30 comienzan a visitar la zona excursionistas procedentes del Castillo de Jagua y de Cienfuegos, llegando estos últimos en los barcos que hacían su parada en Pasacaballos y desde éste punto, al igual que los veraneantes del Castillo, seguían en carretas, carretones o a pie por el camino que bordeando la costa llegaba a la playa pasando previamente por el faro.

 

Transportación a la playa Rancho Luna

 

La excursión a la playa de Rancho Luna fue ganando adeptos y de ahí el incremento de los veraneantes, y en ello incidía notablemente la calidad de la playa que ya era la mejor del territorio Cienfueguero, así como las bellezas naturales de la zona.

En la transportación se utilizaron primero, un pequeño camión «Ford» y luego una guagua que transportaba hasta 30 pasajeros y ya en 1940 se utilizaban vehículos modernos para esa época y además con mayor confort los que eran dispuestos por el dueño del ranchón que inicialmente allí se había construído.

En 1953 se compran cuatro ómnibus de la marca «GMC» con mayores comodidades los que realizaban el viaje a través del terraplén que pasaba por el lugar conocido por «Las Auras».

Pero si bien la transportación mejoró según pasaban los años, la ausencia de una carretera frenaba la asistencia de mayor cantidad de veraneantes.

 

Los servicios gastronómicos en la playa

 

Pero el aumento de los excursionistas no solo llevó al incremento y mejoramiento de los medios de transporte, sino también al surgimiento de los servicios gastronómicos, que inicialmente se realizaban debajo de cualquier árbol de Uvas Caletas empleando tinas para la venta de cervezas y refrescos y otros medios rústicos para la confección de diversos alimentos ligeros.

En 1945 se construyó un ranchón con techo de guano, y más tarde, en 1948, se amplió y se mejoraron sus condiciones, incluyendo el techo y el piso, facilitando mayor confort a los veraneantes. Ya los clientes disponían de mesas y otras facilidades.

En 1952 se inicia la construcción de un nuevo bar restaurante y en 1953 nueve cabañas ubicadas al norte de esa instalación y cada una de ellas contaba con su garaje.

En 1957 se amplía el Bar-Restaurante con un segundo nivel con once nuevas habitaciones sin que perdurara muchos años.

 

Parcelación y venta de terrenos para viviendas en Rancho Luna

 

A partir de la construcción de aquel primer ranchón de techo de guano y piso de tierra, no sólo las edificaciones para los servicios gastronómicos se ampliaron en el lugar. Allí se continuó por la senda del incremento de las facilidades para los veraneantes.

Ya en 1945 había surgido la idea de parcelar una porción de los terrenos situados en la parte oeste de la playa con la marcada intención de venderlos para urbanizar esa área.

Todos esos planes empiezan a concretarse en 1950 surgiendo lo que se llamó «Residencial Rancho Luna».

Se reglamentaba entre otras cuestiones, que todas las construcciones del nuevo reparto eran solo para viviendas, las que no podían contar con techo de guano o zinc, además de que no se autorizaba que fueran subarrendadas ni ser utilizadas en casas de alojamiento u otras actividades comerciales.

De esa forma se inicia la construcción de los primeros chalets, mejorándose las condiciones de vida cuando en 1957 se instala allí una pequeña planta eléctrica para abastecer de energía al reparto y al resto de las instalaciones que allí existían.

 

Transformación del área de la playa Rancho Luna

 

No solo los alrededores se transformaron. La playa tampoco se mantuvo estática.

En el transcurso de los años, la propia naturaleza que fue quien la creó, además del hombre, influyeron en ella modificándola.

En el caso de los hombres, los cambios vinieron con el uso a que la sometieron y que se hizo más intensivo según mejoraban las condiciones con ofertas gastronómicas, de transportación y hospedaje.

Así es que se hizo necesario su mantenimiento, higienización y limpieza ejecutado de manera sistemática y en ocasiones hasta con el empleo de equipos pesados.

Se plantaron árboles que posibilitaron la creación de áreas de sombra a los veraneantes, además de que fueron especies que protegían el suelo arenoso.

 

La construcción de los taquilleros y baños en el área de la playa

 

Pero las necesidades de los bañistas no estaban todavía satisfechas, a pesar de que, además de los servicios gastronómicos, también tenían mejoras en la transportación y el hospedaje. Faltaban las taquillas para facilitarles cambiarse y guardar la ropa, y luego, antes de marcharse, eliminar la sal del cuerpo usando agua «dulce».

Las primeras taquillas se construyeron en 1948, en las que también se alquilaban trusas. Ello también incidió en el aumento de la afluencia de personas a la playa.

El incremento de la demanda a tales servicios llevó a la ampliación de los locales dedicados a esas funciones. De ahí que en los años 70 se construyeran tres conjuntos de edificaciones iguales entre sí y que contaban con un edificio de taquillas para mujeres y otro para hombres, además de cafetería. Esas edificaciones eran de mampostería con techo usando losas prefabricadas a dos aguas y cubierto con tejas planas o francesas.

(Con información y fotos del Dr. Lilo Otero cortesía del CDI – OCCC. Otras fotos utilizadas fueron facilitadas por el Arquitecto Aníbal Barrera)

 

La carretera a la Playa

A pesar de que se había incrementado la afluencia de bañistas a la playa de Rancho Luna, la forma de llegar hasta ese bello paraje no era la más idónea en los momentos en que el balneario ya había alcanzado gran popularidad entre los Cienfuegueros.

Es por ello que a inicios de los años 50 del pasado siglo se solicita al gobierno central, el que lo aprueba, el presupuesto necesario para construir un viaducto a Rancho Luna, el que se ejecutó a partir del caserío de San Antón situado en la carretera del circuito Sur próximo al entonces Central Soledad.

La nueva carretera incluía la edificación de un puente sobre el canal que une a la Bahía de Jagua con la Laguna de Guanaroca.

Pero todavía la distancia era grande, además de que la nueva pero estrecha carretera contaba con numerosas curvas y pendientes.

Por ello, entre los años 1970 y 1973 se construyó dirigido por Erodín Zamora, una nueva vía partiendo desde el final asfaltado de la entonces «Carretera del Junco», lugar que se conocía como «Cuatro Caminos del Junco», hacia el este, cruzando el río Caunao con un extenso puente a partir del cual hace un giro al sur y se une luego con la vía construída en los años 50 en un punto situado varios centenares de metros al norte del puente de Guanaroca, el que mantendría su utilización.

La nueva carretera eliminó en buena medida los giros y los cambios de rasante y redujo la distancia a unos 20 kilómetros aproximadamente desde la ciudad.

 

*Autor del artículo: Cienfuegos y su Historia, publicado en su página de Facebook y reproducido en este sitio con su autorización.

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