Un perro especial llamado Vagabundo

Apareció un buen día en el poblado de San Fernando de Camarones un perro de tamaño mediano, color blanco, con dos grandes lunares amarillos y de raza mestiza, que estableció su «residencia» en los portales próximos a la funeraria.

Sus extrañas costumbres lo hicieron conocido en todo el pueblo al punto que recibió el nombre de «Vagabundo”.

Si en la funeraria había algún fallecido y si los acompañantes eran pocos, se echaba debajo del sarcófago y en caso contrario lo hacía en el portal por todo el tiempo que durara el velorio, y acompañaba al féretro en los últimos momentos, situándose cabizbajo y triste delante del cortejo fúnebre hasta la entrada del cementerio.

No permitía que personas ajenas se situaran frente al cortejo o interrumpieron su paso. Ya concluido el entierro sobre una tumba aullaba y se retiraba a su «residencia».

Anunciaba la existencia de algún fallecido en el pueblo con ladridos y si el velorio era en la casa, a ésta se dirigía.

Por más de 10 años fue un habitante popular de San Fernando de Camarones. Si muerte ocurrió en noviembre de 1992.

(Basado en artículo periodístico de Lázaro Doubet Jiménez, periódico 5 de septiembre del 11 de mayo de 1986)

*Autor del artículo: Cienfuegos y su Historia, publicado en su página de Facebook y reproducido en este sitio con su autorización.