Leyendas Cienfuegueras: Jagua
Hamao comprendió tardíamente lo irracional de sus celos y vislumbró el amor de padre. Guanaroca lo perdonó y tras el perdón vino el segundo hijo: CAUNAO.
El niño con el tiempo se hizo hombre, siendo que comprende que estaba solo y que no tenía una compañera con quien compartir su vida.
Un día, vagando por los campos vio un árbol de cuyas ramas prendían en abundancia frutos grandes y avalados de color parduzco. Caunao empezó a reunir todos los frutos en un montón cuando un rayo de luna hizo brotar de ellos a un ser maravilloso de sexo distinto al de Caunao. Era una mujer joven, hermosa, risueña, de piel aterciopelada, ojos expresivos, boca roja y sonriente y larga, abundante y negrísima cabellera.
Caunao la amó desde el primer momento, la hizo suya y fue la madre de sus hijos. Ella se llamó Jagua, palabra que significa riqueza, manantial, mina, fuente y principio. Con ese nombre también se designó al árbol de cuyos frutos había nacido la joven y se le consideró sagrado.
Jagua fue la que dictó las leyes, enseñó las artes de la caza y la pesca, del cultivo, del canto y del baile y también la manera de curar las enfermedades.
Jagua fue la madre de las primeras mujeres mientras que Guanaroca de los primeros hombres.
*Autor del artículo: Cienfuegos y su Historia, publicado en su página de Facebook y reproducido en este sitio con su autorización.