Transportación Marítima en Cienfuegos

Transportación Marítima en Cienfuegos

La necesidad de la transportación siempre ha existido, solo que el desarrollo de la humanidad ha variado las formas de hacerlo.

Con la introducción de nuevas tecnologías, se logró mayor seguridad para el traslado de cargas y pasaje a través del océano llegando a establecerse rutas permanentes. Un ejemplo es el de la empresa «La Flecha» (sin vínculo con la de transporte por Omnibus) con viajes semanales con vapores españoles y que unía a Europa con La Habana y otros puertos cubanos y dentro de ellos Cienfuegos.

Pero también existió la necesidad de viajar a las poblaciones cercanas a Cienfuegos en épocas en que, o no existían carreteras o los medios de transporte no satisfacían las necesidades. Para ello estaba la empresa de «Vapores de Menéndez y Compañía» que desde las últimas décadas del siglo XIX realizaba viajes a Santiago de Cuba además de Batabanó con varios vapores y entre ellos el «Josefita».

Pero si su destino era Abreus o Rodas, solo debía ir al desaparecido muelle de «Bouyón y Compañía» situado en la calle de igual nombre en su ribera norte, donde varias embarcaciones cumplían con ese itinerario.

Más conocida es la ruta de Cienfuegos hasta el Castillo de Jagua y que desde el siglo XIX era cubierta desde el muelle de la Real Hacienda.

 

Una gran Fiesta del transporte marítimo en Cienfuegos

 

Nos dicen nuestros historiadores Rousseau y Díaz de Villegas que el Capitán Don Antinógenes Menéndez constituyó en pocas horas una sociedad para la adquisición de vapores con la finalidad de hacer varias rutas marítimas con puertos del sur de la isla.

Se trabajó tan eficientemente que el 20 de noviembre de 1866, pocos meses después de iniciadas las gestiones, llegó a nuestra Bahía de Jagua el primero de los vapores, el que era de ruedas y se bautizó con el nombre de «Villa Clara».

La ceremonia del bautizo la ofició el Obispo y esa fue la razón por la que, en las áreas del muelle Real, se hiciera una gran fiesta a la que asistieron familias tanto de Trinidad como de Sta. Clara invitados todos previamente a asistir a tan importante celebración.

A partir de ese momento «Menéndez y Compañía», que no tiene vínculo alguno con la que surgiera posteriormente, pero en la transportación por ómnibus, inició de manera estable el servicio que enlazando los puertos de Batabanó y Santiago de Cuba, transportaba pasaje y carga.

 

Trabajos imprescindibles para mantener las profundidades necesarias en la transportación marítima

 

La navegación necesita además de los barcos y sus tripulantes, que exista la suficiente profundidad para el paso de estos y si esa navegación es fluvial, se hace imprescindible limpiar e incrementar el calado sistemáticamente, ya que el arrastre del río incide directamente en la disminución de la profundidad.

Es por ello que el 4 de febrero de 1866, según nos cuentan los historiadores Rousseau y Díaz de Villegas, el Capitán del Puerto Don Victoriano Suaces realizó un paseo por el río Damují al que invitó a comerciantes y hacendados con la finalidad de recaudar fondos para la limpieza de la bahía y de ese río. Ese día recaudaron 6 mil pesos para comprar una draga que hiciera los trabajos.

Luego, en diciembre del año siguiente se convino entre la Compañía de Vapores y los hacendados que acarreaban sus cosechas por el Damují, realizar una nueva suscripción para comprar una draga con la idea de mantener la limpieza del río.

 

Autor del artículo: Cienfuegos y su Historia, publicado en su página de Facebook y reproducido en este sitio con su autorización.

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