Leyendas Cienfuegueras: Guanaroca
En los tiempos más remotos HUIÓN (el sol) alumbraba a OCÓN (la tierra) huérfana todavía del ser humano. Por eso tuvo un deseo: crear al hombre para tener quien lo adorara y admirase.
Al mágico conjuro de Huión surgió HAMAO, el primer hombre, que con el tiempo se vio solo en medio de la espléndida naturaleza y le afligía la inutilidad de su vida solitaria.
MAROYA (la luna) se compadeció de Hamao y le dio una compañera para dulcificar su existencia creando a GUANAROCA, la primera mujer.
Los dos se amaron con frenesí y de esa unión nació IMAO, el primer hijo.
Guanaroca puso en el hijo todo su cariño, y el padre, celoso y creyéndose olvidado, concibió la idea de arrebatárselo y se lo llevó al monte mientras Guanaroca dormía, y el calor y el hambre produjeron la muerte de la frágil criatura, y ya muerto, lo oculta dentro de un güiro.
Al despertar Guanaroca y no ver a su hijo y su esposo, sale en su búsqueda vagando por el bosque hasta que rendida de cansancio y alertada por el grito estridente de un judío ve en un árbol colgando el güiro con el cadáver de su pequeño hijo, que al caer de esa altura se rompió y de él salieron los peces, tortugas y gran cantidad de líquido desparramándose y formando los ríos que bañan las tierras de Jagua, la mayor de las tortugas se convirtió en la península de Majagua y las demás por orden de tamaño en los cayos de la bahía.
Las lágrimas de la madre infeliz formaron la laguna que lleva su nombre: Guanaroca.
*Autor del artículo: Cienfuegos y su Historia, publicado en su página de Facebook y reproducido en este sitio con su autorización.