El agua potable en Cienfuegos

El agua potable en Cienfuegos

En los primeros días del año 1821, a menos de 36 meses de fundada la colonia Fernandina de Jagua, la falta de agua potable era tal que hubo necesidad de comenzar a surtirse del vital líquido desde el «Manantial del Piojo», situado en la orilla izquierda del río Salado.

Nos dicen los historiadores Díaz de Villegas y Rousseau, que el agua era conducida en «cachuchas» y canoas hasta el llamado «Muelle del Agua», luego nombrado «Doña Paula», situado en el extremo norte de las calles de Sta Isabel y De Clouet.

A los domicilios la llevaban los aguadores en barriles que cargaban sobre los hombros o en carretas tiradas por animales.

Anterior a esto, el agua se traía desde el arroyo «Jiquiarí» o «Jiquí» que corría por los terrenos de Don Agustín de Sta Cruz, nuestro primer benefactor, y cercano al ingenio «Nuestra Señora de Candelaria» pero que era de baja calidad.

 

El agua potable en Cienfuegos: La Flor de Mayo

 

En aquellos años fundacionales, para paliar las dificultades con el abasto de agua se construyeron aljibes y pozos artesanos públicos antes de traerse ese líquido desde los arroyos «Jiquiarí» primero y «El Piojo» después, pero, de cualquier manera, era imprescindible acarrearla primero a la colonia y luego hasta la vivienda para su consumo.

En todo esto, el tonel o barril de madera tenía un papel preponderante por ser uno de los depósitos que era necesario utilizar en esos fines.

Una buena parte de los toneles que se utilizaban eran fabricados en la Colonia. Uno de esos fabricantes tenía su carpintería llamada «La Flor de Mayo» y estaba situada en la esquina suroeste de la intersección de las calles de San Fernando y de Cristina.

Sin poder precisar su origen, éste carpintero lo mismo de tonelería como de ribera o de banco, se establece en la naciente Colonia atraído por la fama que el nuevo núcleo poblacional había adquirido.

Todavía hay personas de avanzada edad que recuerdan que esa esquina fue conocida por años, cuando incluso la carpintería había dejado de existir muchísimo tiempo antes, como «La Flor de Mayo».

(Basado en escrito publicado por Ramón Arocha el 16 de julio de 2021)

Siempre basado en lo escrito por Don Enrique Edo, la escasez de agua en la Colonia primero y Villa después, no disminuyó a pesar de las acciones que se habían realizado.

Por ello en 1866, cuando la falta del líquido fue tanta, el Teniente Gobernador de entonces, Don Domingo León, citó a una junta en la Sala Capitular del Ayuntamiento con la participación de un extenso grupo de «principales» vecinos de la Villa para combatir tan apremiante necesidad. Una comisión que se creó al efecto propuso y se aprobó, que el Municipio estableciera seis carretones que llevaría cada uno de ellos una bandera colorada, para expender a medio real sencillo el barril de agua que traía en tanques de hierro la empresa de ferrocarriles desde un lugar llamado «La Azotea» en la jurisdicción de Villa Clara.

También se continuó trayendo el agua desde «El Piojo» además de «Simpatía».

Pero todo ello se sufragaba con sendas suscripciones dentro de población y no por ello el problema se había resuelto. Muy lejos de eso se vislumbraba que su fin no estaba cerca.

 

El acueducto de Jicotea

 

Nos dice Don Enrique Edo que, en las negociaciones con el Municipio, el Sr. Fernández Corredor se obligó a construir cinco fuentes públicas distribuidas en varios lugares de importancia en la ciudad: el Hospital, la Cárcel, la Casa de Gobierno, el Depósito de Cimarrones y la Plaza del Mercado, además de tomas de agua para el uso de los bomberos durante la extinción de incendios, todo a perpetuidad.

Sólo de esa manera pudo llevar a feliz término los trabajos del acueducto.

El 16 de febrero de 1873 tenía concluídas las principales obras y ejecutó una prueba pública haciendo funcionar las bombas de vapor que elevaban el agua a un tanque situado en la Loma de Roque a 28 metros sobre el nivel de la Calzada de Dolores.

El 1ro de noviembre hizo el primer ensayo de conducción de las aguas hasta Caunao.

Los resultados obtenidos indicaban la conclusión de las obras. Cienfuegos comenzaba a disponer de agua potable de manera estable.

 

*Autor del artículo: Cienfuegos y su Historia, publicado en su página de Facebook y reproducido en este sitio con su autorización.

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