Bahía de Jagua o Bahía de Cienfuegos, sus características y su historia

Dicen muchas personas que la ciudad de Cienfuegos existe porque existe su privilegiada bahía, y dicen otros que su rápido crecimiento y desarrollo alcanzado en menos de 200 años de existencia se debe, además de a la laboriosidad de sus habitantes, a su hermosa y bien dotada bahía. Ambos tienen razón.
Es una bahia de las llamadas de bolsa con un área total de 88,46 km cuadrados y un volumen total de 1.84 km cúbicos de agua y se une al Mar Caribe por un largo y estrecho canal de aproximadamente 3,6 km de longitud y con una profundidad máxima que oscila entre los 30 y 50 metros.
En ella existen cincuenta puntas y veinte ensenadas o caletas , tres de ellas usadas como resguardo para las embarcaciones en caso de eventos meteorológicos de envergadura. Posee catorce cayos pero los más importantes son Carenas, Loco, Alcatráz y Ocampo. Este último recibió la visita de Sebastián Ocampo durante su bojeo a Cuba, pero también la de Diego Velázquez en 1515, donde se basificó por espacio de varios meses y con sus hombres exploró la región.
También la visitaron temidos corsarios y piratas recogiendo la historia las visitas de Jacques de Sores en 1554 y Francis Drake en 1586.
Las condiciones naturales de la bahía permitían realizar los trabajos de reparación de las naves al tener las posibilidades de carenarlas así como de reponer las averías aprovechando los bosques de maderas preciosas que crecían a su alrededor.